La Comisión de Futuro analizó el proyecto de ley (boletín 13828) sobre protección de los neuroderechos y la integridad mental. Además, la propuesta aborda el tema del desarrollo de la investigación y las neurotecnologías.
La iniciativa, despachada del Senado el 7 de diciembre pasado, entrega contenido a la reforma constitucional que consagra los neuroderechos en la Constitución Política (Ley 21.383). En simple, busca impedir que se intervengan los cerebros sin consentimiento para protegerlos ante los avances de la neurociencia y la inteligencia artificial.
La norma apunta, entre otras materias, a la protección de la vida y a la integridad física y psíquica de las personas. Todo ello, en el contexto del desarrollo de las neurociencias, las neurotecnologías y sus aplicaciones clínicas.
Detalla que las personas son libres de utilizar cualquier tipo de neurotecnologías permitida. No obstante, para intervenir a otros a través de ellas, se deberá contar con su consentimiento informado. Agrega, que la instalación de neurotecnologías, así como su funcionamiento en las personas, deberá ser esencialmente reversible.
Finalmente, señala que el proveedor que las administre a un consumidor será responsable por los daños materiales y morales que ocasionen. Junto con ello, indica que los datos neuronales son, por regla general, reservados y su recopilación, almacenamiento, tratamiento, comunicación y transferencia será sólo para los fines legítimos e informados que la persona hubiere consentido.
Ejecutivo
El ministro de Ciencias, Andrés Couve, reiteró que este proyecto es la continuación de la reforma constitucional mencionada.
Cabe mencionar que dicha disposición determina lo siguiente:
“El desarrollo científico y tecnológico estará al servicio de las personas y se llevará a cabo con respeto a la vida y a la integridad física y psíquica. La ley regulará los requisitos, condiciones y restricciones para su utilización en las personas, debiendo resguardar especialmente la actividad cerebral, así como la información proveniente de ella”.
Couve dijo que dicha norma se comienza a materializar con la regulación de los avances tecnológicos, en donde el rápido desarrollo de las tecnologías genera panoramas beneficiosos y riesgosos.
Asimismo, agregó que, frente a la responsabilidad objetiva que plantea el proyecto de ley, es necesario conocer su impacto. “Es el momento de perfeccionar y evitar una sobrerregulación”, remarcó.
Alertó que “se puede correr el riesgo de crear un desbalance”. En tal plano, llamó a “destrabar el uso malicioso que se puede crear con esta tecnología”.
Otros entrevistados
También expuso en la ocasión el neurobiólogo español Rafael Yuste. Él es profesor de Ciencias Biológicas de la Universidad de Columbia, Nueva York, y el encargado de la Iniciativa Brain (Proyecto de Mapeo de la actividad cerebral).
Yuste informó que las neurotecnologías son dispositivos que se pueden utilizar para registrar o alterar la actividad cerebral. Especificó que existen dos tipos: los invasivos, que requieren su inserción dentro del cerebro de las personas; y los no invasivos, que se pueden colocar encima del cráneo.
“Es una oportunidad revolucionaria para el mundo. El acceder al contenido cerebral y poder alterarlo tiene enormes beneficios en la medicina y la ciencia. Junto con ello, existen beneficios económicos y comerciales, donde se abre la posibilidad de usos indebidos de esta tecnología”, alertó.
Además, intervino Claudio Magliona, representante del grupo legal de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información A.G. (ACTI).
Indicó que, con la redacción actual que tiene la iniciativa, puede afectar el desarrollo de la neurotecnologías y aplicaciones clínicas “No va haber promoción de estas tecnologías en Chile”, evaluó.
Estimó, igualmente, que la definición de neurotecnologías es sumamente amplia. “Nuestro llamado es que seamos capaces de definir lo que entendemos por neurotecnologías”, planteó.
